En los viajes siempre tiene que quedar algún achaque, pero a pesar de ello, sigo muy activo.
El viaje de la INDIA fue magnífico, pues fuimos en un circuito muy bien programado, lo que nos permitió disfrutar cómodamente de todo el paisaje.
Algunas veces, el terror previo a iniciar un trayecto poco conocido, resulta de una lectura de los viejos mitos del hombre, de los viajes de la Antigüedad y de los mapas que dieron cuenta de ellos, configurando un mundo plano y una oscuridad abisal, más allá de las columnas que lo sustentaron.
Esa idea difusa fue la que nos llevó hasta EGIPTO.
¿Eramos conscientes de que sólo en Marruecos desentrañaríamos nuestra propia piedra filosofal tras los pasos del mundo árabe, algo que nada mejor que nuestros propios lo comprobasen. Más allá de viajes concretos y realidades con fecha de extinción, nos encontramos con los habitantes del territorio que otros desearon conquistar y señalar como paraíso.
Cuba, sin duda, es la mayor belleza que hemos experimentado. No teníamos referencias para abarcar algo tan fuera del lenguaje. Nos marcó especialmente la experiencia de llegar a un lugar donde el ecosistema aún no ha sido destruido, donde se puede ver el ciclo completo de la Naturaleza y comprender lo delicado de esta tesitura. La condición de intrusos, el hecho de que constantemente nos cuestionáramos la presencia allí, nos ayudó a ver un mundo fuera de nosotros. Vivir en ruina, entre ruinas, en las ruinas, es ser testigo de una destrucción pausada.
