En la plaza central de San Marcos
En la plaza central de San Marcos

En las noches juveniles, se sueña con algunos viajes, más que nunca, para alcanzar el amor de tu vida. Por eso, se llena de margaritas el corazón de los enamorados. En esos sueños de amor el corazón late con más fuerza que siempre: duermes conmigo aunque no estés; oigo tu nombre y es como si miles de primaveras se derramaran por mis sentidos; veo tus ojos y están dentro de mis ojos reflejados o absorbidos por el blando cristal de mi retina; son tus miradas aguamarinas que destellan rayos azules desde el joyero de tu rostro; ventanas celestes son tus ojos por donde se te sale o se te entra la luz caliente del amor que te ilumina las paredes de la cara, y baja hasta encenderte los pechos, tus pechos, que tienen el color suave de los nísperos de abril y su mismo sabor. Huele tu pelo amarillo a músicas que intérpretes invisibles tocaran en un teclado de estrellas. Todo es amor cuando me imagino ese viaje de ensueño a Venecia. Allí, es donde comienza el mundo.

En una de las plazas falleras
En una de las plazas falleras

Dedicamos la mayor parte del tiempo en VALENCIA capital y en concreto disfrutando del ambiente de sus plazas que se convierten en un auténtico espacio para la diversión y el entretenimiento de adultos y pequeños durante todos los días de la celebración y no faltaron actividades para todos.

Por todos los sitios, se dejó sentir el run run de los grandes acontecimientos y después, tras pararnos en las delicadas fallas, templar su contenido directo y cargarnos de la ironía de alto calado literario que presentan, nos llenamos de gratitud por sus mensajes tan sutiles. Ya, tan apasionados de tanto delirio y, como remate, ya en plena apoteosis, el recuerdo a personajes populares que están en la memoria de todos los que observamos estos monumentos efímeros.

Como punto final, la intervención de un entendido en los temas falleros, tuvo palabras de elogio hacia el trabajo coordinado de los responsables de su montaje, y le felicitamos por la categoría del evento.


La autovía iba con más coches de lo normal porque era el comienzo de las vacaciones de verano que me llevan a los rincones más pintorescos de la comunidad de CASTILLA-LEÓN. Yo pienso que el verano es ese tiempo de ventanas abiertas que hace que nos comuniquemos más. Una música lejana cruza la noche. La voz humana se introduce en nuestros sueños cuando llegamos a Salamanca.

A veces, las aguas de un río que juega entre los cantos rodados. A veces, el vaivén del mar inquieto. Los pasos desconocidos que se acercan y se alejan. La polifonía del viento entre los pinos y el aroma dulce del jazmín. Y el canto del gallo y el primer nombre del día. Todo eso se pierde cuando nos quedamos encerrados en nuestra pecera de aire caliente del verano. En verano existe la posibilidad de diluirnos en el mundo gracias a ese invento baratísimo que es la ventana abierta, ese invento que nadie nos ofrece por telepatía.